lunes, 16 de marzo de 2009

2ª OPORTUNIDAD

No es justo. No fui yo, pero no me creyeron. Ni la policía, ni el fiscal, ni el juez. Aseguraría que ni mi abogado. Siempre ha sido así. Nunca he sido creíble.
Ahora tumbado, tirado, imagino las cosas que me gustaría hacer y no he hecho: besar a un hijo, haberte dicho te quiero…
Imagino un amanecer, o un atardecer no estoy seguro. Nunca he sabido cual es cual. Pero no veré uno más. Pienso en eso mientras se diluye mi cuerpo, se debilita, mientras la aguja de la inyección sedante, letal, penetra por mi vena…

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